lunes, 10 de noviembre de 2008

A KIND OF MAGIC


VEIS A ESTAS NIÑAS DE COLEGIO DE MONJAS??? PUES AUNQUE PAREZCA MENTIRA POR LAS DOS FOTOS QUE VEIS, ENTRE ELLAS HAN PASADO YA 25 AÑOS. A VER SI APRECIÁIS LA DIFERENCIA.
ES DIFÍCIL, LO SÉ. PERO, INTENTADLO.

Yo, no he podído. Igual no soy lo suficientemente imparcial pero, os lo aseguro.
La verdad, cuando volví a verlas a todas hace unos meses, no sabía si había pasado el tiempo o no. Os lo aseguro, me costó mucho hacerme a la idea de que realmente habíamos terminado nuestros estudios, carreras, nos habíamos casado o arrejuntado, habíamos tenido nuestros hijos o nos habíamos hecho mayores.

Mayores eso sí. Al menos eso debió pensar mi hijo cuando le enseñé el cuatro y el uno en dos velitas que había comprado para celebrar mi cumpleaños con ellas en mi casa. El pobre al ver que los suyos eran 3 y que era sólo una velita, se me quedó mirando y me dijo, tú cuantos, mamá.
-Si, hijo, cuantos ya. No me lo creo, y mucho menos al ver a mis compañeras de clase vestidas de calle por mi casa, alucinadas por ver los cuadros que tengo en la pared, casi todos papiros egipcios, o las fotos de mi boda.
-Anda, ¿pero fuisteis de luna de miel a Egipto?. O, anda, mira, esta es tu suegra, ¿no?. Qué graciosa, y tu madre no ha cambiado casi nada en estos años. Chica, qué coméis en tu casa que parece que habéis hecho un pacto con el diablo...

Me parece mentira que ellas no sepan todas esas cosas de mi vida. Pero, es verdad, aunque hablemos como si supieramos todo las unas de las otras, lo cierto es que hemos estado 25 años sin saber nada las unas de las otras. Y aunque no puedo creerlo, son unas desconocidas esas que pululan por mi salón, por mi cocina pidiendo un cuchillo, o en mi baño. Son unas desconocidas esas que ahora al verlas troncharse de la risa, o mover las manos, parece que hemos estado juntas siempre, y que han estado todo el tiempo conmigo.

No ha sido así, aunque me extrañe. Hay entre nosotras un vacío muy grande de muchos años en los que nos hemos convertido en las que somos. Afortunadamente, como diría Susana, un poco más maduras y sabiendo más lo que queremos, o al menos metidas ya en una hipoteca, con unos hijos que ya van al cole y saben más que nosotras en algunas cosas, o con un marido que o bien se le va viendo el cartón, o a engrosado su barriga con algún que otro botellín de cerveza, o con alguno de nuestros platos, verdad Ana.

¡Qué cosas!. Y sin embargo, parece que fue ayer, cuando llegamos a clase a las tres y media, a hacer el exámen de la madre Consuelo de Integrales de Matemáticas.
Estábamos todas de los nervios, sobre todo Ana, que cuando había exámen, se ponía blanca como una tiza y no podía dejar de frotarse las manos, se le quedaban heladas. A Susana y a mi se nos daban bien las mates, y siempre andabamos explicando a éstas, hasta último momento, que eran lo contrario de las derivadas, pero que nadie se confundiera, que a veces era un lío.
Loreto saltaba por los pasillos con esos nervios que le caracterizaban y dificilmente sabía controlar. Como chinchaba a la pobre Maria José Acosta con que no sabía una cosa, la otra se ponía como una loca y se perseguían si te descuidabas.
Mari Mar sin embargo nunca decía nada. Sonreía mucho y se tronchaba de risa si alguna decía algo que no le sonaba siquiera. Metía las narices en el libro buscando el dichoso enigma, sin saber si era un cachondeo de Susana, o es que realmente no tenía ni pajolera.
Esther la pobre no entendía de la misa la media, mucho menos de las integrales.
-Si es que las matemáticas no es lo mio, le decía a Rosa, que también sabía lo suyo, aunque no dijera ni mu, porque con tanto revuelo que organizábamos algunas, no había manera de ser razonable.

Sin saber cómo, la Consuelo ya había entrado en el aula y repartía las hojas del corata.
- Mucha suerte, chicas, decía alguna por ahí.
Ana rezaba casi a gritos, Loreto no sabía qué página marear más del libro, Susana, parecía repasar alguna fórmula en su cabeza, porque miraba mucho hacia arriba. Esther ni hablaba ya, no sabíamos si entablaba algún trato con los dioses o simplemente trataba de relajarse. Rosa ponía su nombre en la esquina derecha, al lado del escudo del colegio. Mari mar aún se apuntaba en la mano alguna que otra cosa, no fuera a ser que hubiera la mala suerte de que precisamente cayera lo que no se había mirado.

Yo las miraba a todas divertida. Sabiendo que luego suspenderíamos casi todas, porque la Consuelo era un hueso,pero que seguramente, en la recuperación, pasaríamos todas de curso como siempre. En el fondo la mujer no tenía tan mala idea.

Y ahora, aquí estamos todas, en mi mesa del salón. Viendo como Ana le explica a Mari Mar como se hace el pollo relleno, como Loreto nos cuenta que se ha dado un baño de flúor en los dientes o como Susana regaña a su pequeña Lorena así en la distancia. Viendo a Rosa preparar el biberón a su pequeño Mario, o a el marido de Mari Mar luchando para que se ponga el abrigo Guille, que no para un segundo y va a tirar abajo las figuritas que tengo en la entrada.

Y en la distancia, no puedo más que preguntarme cómo es posible.
Qué clase de magia se ha operado en nosotros para que ni el tiempo, ni la circunstancia particular de cada una, sean capaces de interponerse entre mis recuerdos y la realidad, como si hubiera una continuidad, como si nada hubiera importado más que para volver a retornar a nuestras raíces, no precisamente cuadradas, como en el cole. A esas raíces que nos recuerdan lo que realmente somos. Como dijo Loreto cuando me vio en el video, con 16 añitos y el pelo corto, ahora, ahora mismo me estoy acordando perfectamente, Pilar, de cómo eras, de lo que vivimos entonces.

Es verdad, Loreto, esas niñas éramos y seguimos siendo nosotras. Aunque haya quien nos llame mamá hasta borrarnos el nombre, aunque tengamos un trabajo y nos llamen de usted algunos clientes, o aunque no lleguemos a veces a fin de mes, por la maldita hipoteca.

Y recordando lo que fuimos, lo que seguimos siendo, de alguna manera, se opera la magia, se le vuelven a uno a la cabeza aquellos sueños que queríamos que fueran reales cuando nos hicieramos mayores, lo que hubieramos querido para nosotras o las demás.

Es una pena no poder volver atrás, se te pasa un segundo por la cabeza al comprobar que efectivamente no he conseguido encontrar en las orillas del Nilo ningún tesoro escondido como hubiera querido. Y, seguramente algunas de vosotras, amigas, habréis dejado en el camino, muchos sueños más que compartíamos entonces.

Que nos quiten lo bailáo. No importa. Aquí estamos todas, contentas, felices y llenas de niños, vida normal y corriente de la que no parece ser tan especial como soñabamos, claro que entonces no sabíamos lo difícil que resulta a veces simplemente sobrevivir.

No lo hemos hecho tan mal, chicas.
Ojalá que lo que nos queda por vivir sea tan familiar como lo que hasta ahora parece. Y sobre todo, que podamos seguir compartiéndolo, hasta que un día no nos extrañe tanto esta suerte de magia.

Gracias a todas, chicas, por estar.




HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...