jueves, 11 de diciembre de 2008

NAVIDAD, DULCE, NAVIDAD...

¡HOLA DE NUEVO A TODOS, DESPUÉS DE ALGÚN TIEMPO SIN ESCRIBIR NADA. VUELVO COMO EL ALMENDRO, AHORA QUE LLEGA LA NAVIDAD!.

Qué bonito, ¿verdad?. Las ciudades se han vestido de luces y estrellas de nuevo este año, dicen que llega otra vez la Navidad. ¡Qué ilusión, mamá,! me dice mi hijo con los ojos encendidos y pendiente del televisor, que no para de poner anuncios de juguetes, que por cierto, le gustan absolutamente todos.

Veo en sus ojitos grises esa ilusión, esa esperanza, ese deseo de vivir cuanto antes esos días de ensueño. Sin cole, de un sitio para otro, para recoger los juguetes, los regalos.
-¡Es verdad, Miguel, ya es Navidad!.

Recuerdo que de pequeña siempre esperaba que en esos días de Navidad, de invierno sin cole, de ir a ver a la familia a Guadalajara y comer langostinos en la cena de Nochebuena, pasara algo especial, algo mágico.

Y eso que, ya sabía, desde muy niña, porque cometí el error de preguntarle a mi padre, que los Reyes Magos no venían de Oriente, sino del Corte Inglés. Y que Papá Noel, al que nosotros llamábamos el niño Jesús, porque mis padres no veían las series americanas de la tele, y para darnos antes los juguetes y que no diéramos guerra por casa todas las vacaciones, nos los entregaban el día 25 por la mañana, día en que había nacido el Niño Jesús, tampoco era tan mágico.

Ya sabía que la Navidad, el ir a Cortilandia o a Juvenalia en coche hasta el quinto pino, o salir de casa de los abuelos llenos de juguetes, era eso, la Navidad de todos los años, la poquita magia que había en mi casa, en la que los Reyes no eran Reyes, ni las cenas con todos, discutiendo alrededor de la mesa, tampoco tenían aquel pavo vivo que salía en las pelis de Paco Martinez Soria, que acababa en la cazuela, aunque ya era uno más de la familia.

No, en mi casa no había pavo, ni muchos juguetes en Nochebuena, ni siquiera íbamos a ver a un señor vestido de Rey Mago para darle la carta con todo lo que pedíamos. Lo pasábamos todos metidos en casa, rompiendo los juguetes y discutiendo o en casa de algún primo que hacía muchos años que no veíamos.
Sin embargo, no había cole. Y yo me empeñaba en ver aquellas películas tan chulas que daban en la tele esos días. "Qué bello es vivir", la que recuerdo especialmente, porque bajaba un ángel del cielo para ayudar al pobre George Bayle a resolver sus problemas en Navidad.

Yo soñaba con ver bajar algún año a mi ángel de la guarda. Quizá así podría juntar en la mesa felices a todos mis seres queridos. Ponernos una pila de regalos para todos, con justo lo que necesitaba cada uno, o quería más profundamente. Ver a Papá Noel bajando por la chimenea, o adivinar algún gorrito de duende detrás de los sillones, porque están muy ocupados con los preparativos del gran día.

Nada de eso pasó nunca, y sin embargo, yo sigo esperando que llegue ese tiempo de magia, que nos hace a todos mejores personas, como dice ese anuncio de la tele, y que nos hace salir un poco del marco, en unos días que son en realidad para nuestros hijos, para los niños, para los que todavía tienen ilusión y esperanza.

Sin embargo, son para nosotros, para los adultos, días un poco tristes.

Quien más o quien menos, ha perdido a algún padre al que le gustaba mucho el turrón de alicante y se comía todo el plato aunque se le partiera una muela. O a un abuelo que te llevaba a la Plaza Mayor a ver los puestos de figuritas del Belén, que tanto te gustaban. O a una madre que preparaba con esmero todos los trajecitos de las muñecas de sus nietas, con un primor, que ni los comprados en el Corte Inglés.

Los echamos mucho de menos. Nos acordamos de que hace no mucho, comían el pavo relleno del supermercado, con nosotros al otro lado de la mesa.
También nos acordamos de todo lo que gastamos el año pasado en cenas de empresa, en los dichosos Reyes Magos y en regalos para los cuñados y los suegros.
Lo cabreados que estuvimos en el atasco por Madrid para llevar a los niños a ver el Belén del Centro, o para ir al centro comercial, y lo malos que estan ahora los bocatas de calamares de la Plaza Mayor, que después de esperar más de una hora al raso en la cola, te los dan revenidos, vamos, a mi que no me digan.

¡Qué locos estamos todos en fechas tan señaladas!.
Vemos a gente que no veíamos hace meses, llamamos a todo el mundo para felicitarles las fiestas. Nos embutimos en el traje del año pasado para pasar el mismo frío que entonces, porque para presumir, ya decía el refrán , que hay que sufrir.

En fín, que la magia se convierte la mayoría de las veces en una suerte de dolor de cabeza y sobre todo de bolsillo, que no compensa. Al menos en Fin de Año ya estamos deseando que se acabe el turrón y los días especiales donde los espumillones del árbol están más en el suelo, que en su sitio. Y que cada vez los hacen peor, que cuando éramos pequeños, no se despeluchaban tanto, creo yo. Vamos que ni siquiera las bolas son de cristal, afortunadamente, porque si no..

Y si todo es así, si no exagero un ápice de la verdad, ¿por qué estamos deseando todos que lleguen esos días?.¿ Por qué nos lanzamos a la Gran Vía todos a la vez, el primer día que encienden las luces o nos pegamos ya por el juguete que quieren todos los niños y es el último que queda?. ¿Por qué preparamos ya el menú de la cena de Nochebuena, o quedamos con los amigos del año pasado otra vez, para gastarnos más que nunca en una comida en la que no nos van a dejar ni hablar con el de al lado, del gentío que hay?.

¿No será que en el fondo esperamos aún la magia?.

Puede que sea este año, en el que ya no pueden pasar más cosas, no puede haber más crisis, ni el euribor puede subir ya mas, en el que todo cambie.
Puede que sean estos días, esa Navidad.
La dulce navidad que cantamos en los villancicos.
¿Por qué no?
MIENTRAS HAY VIDA, HAY ESPERANZA

FELIZ NAVIDAD A TODOS...

HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...