sábado, 20 de noviembre de 2010

Convertirse en ese personaje que siempre quisimos ser...

He vuelto a cumplir años, no es necesario decir cuántos, como me decía mi tía muy sabiamente, aunque por el título todo el mundo puede hacerse cargo de cuantos van.

¡Cómo pasa el tiempo!. Parece que fue ayer el año pasado, cuando pensé en añadir una entrada de blog a mi página y ya ha pasado otro año por el calendario.

Reflexionaba entonces que siempre que cumples años va quedando menos. Nunca sabemos cuánto será y si tendremos o no tiempo de aburrirnos en ese intervalo, lo que sí sabemos con certeza es que será menos que el año pasado.

Leía hace poco, que el paso del tiempo, si ha sido fructífero, aprovechado y feliz, no importa tanto cuando contabilizamos su paso. Quizá lo verdaderamente preocupante sea pensar que su transcurrir no conlleva necesariamente que todos esos sueños, aspiraciones o inquietudes se hayan cumplido, por el mero hecho de desearlo. Y que en esos años que no se cumplen los sueños, se va haciendo uno más cobarde, más miedoso, más perezoso y más convencido de que en realidad, los sueños, sueños son y jamás se harán realidad.

Sin embargo, quiero pensar qué sería de nosotros sin sueños, sin aspiraciones, inquietudes, sin pensar que las cosas tarde o temprano acabarán por cambiar, por mejorar, por ser lo que nosotros imaginamos que serían en un principio. Qué sería de la vida sin sorpresas, sin capacidad de superación, sin apostar a una carta de vez en cuando sin escuchar la opinión de la razón, de los demás, de la lógica o de la rutina, que te lleva de la mano por el camino de la comodidad o de lo más evidente, quizá del camino marcado para ti.

Es verdad que hay sueños y sueños, querido lector. Hay sueños que pasan por coger un avión y plantarse en la Torre de Londres, en la Estatua de la Libertad o en coche para ir al Álcazar de los Reyes Católicos en Segovia. Otros muchos son más difíciles: pasan por tener éxito reconocido, por alcanzar el dinero, la prosperidad,la eterna juventud. Por recuperar la salud imposible y burlar a la muerte o por montarse en una nave espacial y surcar el espacio. Y también, otros muchos, son de esos que no se atreve uno ni a confesar a los amigos, incluso a veces ni a nosotros mismos.
Hay tantos sueños como imaginación quepa en nuestras cabezas, que cuando se llenan más y más de conocimiento, caemos en la maldición de desear cosas más y más descabelladas, difíciles de conseguir en horizontes más y más lejanos a medida que parece que nos acercamos a ellos.

Son esos sueños, esos que nos quitan el sueño, curiosamente, los que uno se sigue planteando cada cumpleaños, al soplar las velas. En la puerta de un quirófano si nos van a operar con cierto riesgo, cada vez que abres un sobre en la consulta de un médico porque hay serias dudas de tu salud o cuando vemos un coche de frente que se precipita sobre nosotros y quizá no volvamos a ver más luz que la de sus faros aproximándose. No digo nada de cuando uno de los nuestros, los que viajaban en el mismo tren, se va o cuando pierdes a alguien que era el centro de tu vida.
Todos hemos pasado por eso alguna vez. Y lo que a todos nos pasa por la mente, es más o menos lo mismo. No dejamos de preguntarnos si la vida que has vivido ha merecido la pena o si sigue mereciendo la pena seguir esperando, seguir imaginando, seguir inventando estrategias o personajes de nosotros mismos que nos inviten a seguir y que nos animen a no desistir de esas cosas que siempre deseamos para nosotros y nuestra vida.

Máxime cuando esos sueños imposibles, esos que atesoramos en nuestro interior, no son santo de la devoción de los que nos rodean, incapaces como son de entender que por esos sueños, por esa lucha por tratar de hacerlos realidad, nuestra vida sigue teniendo sentido. Sueños incomprendidos, casi siempre porque parecen absurdos, descabellados, irracionales o imposibles de realizar. Y, que no serán a todas luces más que pérdidas de tiempo, alejarse del camino trazado y cuestionar, quizá, los propios sueños de los demás.

Entre la poca confianza que tenemos en conseguirlos y el apoyo inexistente de los demás, los sueños esos que guardamos, parecen más y más inasequibles, más difíciles y menos razonables, y quizá por ello, desestimamos su existencia, nos conformamos con no hacerlos realidad o incluso justificamos que no se hayan hecho efectivos hasta el año que viene, o quizá hasta dentro de muchos años. Ya habrá tiempo...

Sin embargo, no nos engañemos. Pensar en ellos, reconocer que quizá ya no tengamos valor suficiente, hace que al soplar las velas, cuando ese secreto que podemos pedir, nos ofrezca otra oportunidad, vuelva a asomar en nuestra mente la esperanza, la llama de la necesidad o la ilusión. Sin que nadie lo sepa, cerrando los ojos, aparecerá la silueta de ese sueño dibujada en nuestro horizonte, y sabremos que, ni los años ni el olvido habrán conseguido convencernos de que todo eso sigue siendo necesario en nuestras vidas para ser felices.

Y quién sabe si, llegado el momento, cuando la llama de nuestro tiempo se esté apagando y sepamos que todo ha llegado a su fin, tengamos tiempo todavía para preguntarnos qué pasó, por qué no logramos convertirnos en actrices cuando era nuestra vida o porqué no fuimos a Canarias, cuando era lo que más deseábamos. Por qué no nos declaramos cuando ardíamos de amor por alguien que quizá merecía nuestra entrega, o por qué no nos atrevimos a traer un hijo al mundo cuando era lo que más deseabamos. Por qué no estudiamos lo que más nos gustó, por qué no hicimos un viaje a las estrellas en un barquito de papel. Por qué no bailamos delante de nuestros amigos por verguenza cuando nos dejamos la piel en los ensayos o por qué no nos atrevimos a publicar nuestros miedos, verguenzas o nuestras ilusiones, por miedo a hacer el ridículo o a no poder soportar el desdén de los demás. Por qué no nos convertimos en esos personajes que siempre quisimos ser...

Hoy he visto un video de Loles León de casualidad. En él ella contaba cómo consiguió que Pedro Almodovar se fijara en ella. Le costó muchas llamadas, mucho hacer el ridículo y mucho actuar, para que el director se diera cuenta de que en sus películas hacía falta alguien como ella y nada más que ella.
Me he sentido un poco absurda y también estúpida por tener miedo a hacer reales unos sueños que ni de lejos tienen que ver con lo dificil que debió ser para ella saltar a la fama y salir en películas que incluso ganaron un Oscar.

Atreverse a soñar, pensar que lo merecemos, buscar nuestro santo Grial. Ir hacia lo que queremos aunque nadie nos apoye, aunque nadie entienda que no es que sea razonable lo que sueñas, sino que es necesario para cada cual. Gritarle al Universo que lo queremos, que ya no queda mucho más tiempo y que ya es hora de hacerlo real.

Hoy que reflexiono sobre los sueños que tengo para mi misma, quiero creer, quiero perseverar. Y os animo a ello, a todos, a ser valientes, más incluso de lo que soy yo misma. Superar el miedo a nosotros mismos o a qué pasará, si saldrá bien o mal, y lanzarse a la piscina de lo increíble, de lo que no está al alcance de nuestras manos para los demás y sin embargo en nuestro foro interno sabemos que merecemos.

Luchar por ser felices, por tener más oportunidades de sorprendernos a nosotros mismos, por creer que todavía es posible protagonizar la película de nuestra vida.
Dar un sentido a nuestra realidad y a nuestra vida, otras vías para aprender a vivir de otra manera o para consolidar los principios que ya tenemos.

Os animo a perseverar, a hacer locuras razonables, a pensar en las consecuencias y a saber afrontarlas llegado el caso. A seguir adelante sin miedo a soplar un año más las velas del cumpleaños y seguir pidiendo el mismo deseo, sabiendo que ni nosotros mismos vamos a consentir que sea real. A aceptar, si llegara el caso, la derrota, o que las cosas nunca son como imaginamos. Admitir que no era para tanto, o que quizá porque todo salió mal, parecían tener razón las opiniones sesudas y razonables de los demás.
Hoy, casi en la cima de la madurez, estoy segura de una cosa. En el camino de intentarlo, en la lucha por conseguirlo y en el quererlo, le decía a una amiga ayer, está ese perfil de nosotros mismos que nos ennoblece y nos convierte en seres especiales, en maravillosos y únicos.
Igual hasta lo conseguimos...

Y si no, pues quizá acabaremos siendo seres sin éxito, porque a veces no se puede controlar todo. Solos, quizá por que los demás no entiendan gran cosa de nuestras razones. O seres frustrados por querer ser lo que ya nos habían dicho que era imposible.

¡¡Qué más da!!. Lo que realmente importa en la vida es haberlo intentado, haber aprendido de nosotros mismos y de la experiencia y haber tenido tiempo suficiente como para intentar hacer nuestros sueños realidad.
Nadie, ni siquiera nosotros mismos, podemos pedirnos nada más.

AZARIA, 20 DE NOVIEMBRE DE 2010, PARA TODOS LOS SOÑADORES.

HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...