viernes, 27 de febrero de 2009

CARNAVALES

HOLA A TODOS.
Dejadme que os cuente las "aventuras y desventuras de una madre en apuros", que no puede menos que exclamar que qué bien que entremos en Doña Cuaresma, que comer pescado los viernes, me parece hasta sano. Y QUE MENOS MAL QUE SE ACABA EL CARNAVAL.

Resulta que en Febrero se celebran los carnavales, y yo con estos pelos. Yo, antes, ni siquiera había caído, que eso que sale en la televisión de Río de Janeiro y de Canarias, pues es algo que también se celebra por estos lares, y que la gente sale a la calle, vestida de colores y sobre todo los niños.
La vida no deja de darte sorpresas.
De pronto, existe una semana entera en la que tienes que celebrar el carnaval y vestir a tu hijo pequeño, cada día que va al cole, con una cosa distinta.
Un día con unos lazos en las piernas, que acabaron en la zanja de la estación de autobuses, mientras esperabamos al bus, y jugaba con otros niños y vino sin ellos. Otro con una nariz de payaso, que acabó en la manga de la chaqueta nueva, pues no le gustaba verse en el espejo con la nariz llena de carmín. Del antifaz no os cuento, porque ni yo misma sé si el niño llegó a ponérselo, y de los lazos en la muñeca, a manera de reloj, tampoco entiendo el significado, pero llevarlos los llevó. De para que sirvieron, aún ignoro su importancia.
El día sublime el niño tenía que ir vestido de Troglodita...

Resulta que he descubierto que los disfraces en la vida de un niño son algo fundamental. En Navidad vestirlo de angelito, en Carnaval de troglodita, y en fin de curso, lo que se le antoje a la profesora, que crucemos los dedos para que no sea de Wally el robot o del Pato lucas, pues le va a comprar el traje, la que yo me sé, que valen una fortuna.

A quien se le cuente que al año hay que vestir al niño de tres cosas diferentes a lo largo del año, sin contar que el niño vaya a una fiesta de disfraces porque es el cumple de un amiguito, pues no se lo cree, como me está pasando a mí.

Y no sabéis lo que eso implica, sobre todo si os pasa lo que a servidora, que no sé dar una puntada sin que se vea por el otro lado, mucho menos coser una cremallera, o improvisar en una tela un hombre de las cavernas, por Dios.

¡Y yo que creía que lo dificil de verdad era pagar la hipoteca todos los meses, resulta que he pasado una semana y pico devanandome los sesos, como el resto de mamás del cole!.

-"Oye, ¿y eso de vestirle de troglodita, que es lo que es?"- me pregunta una señora que espera a su hija, que curiosamente, es de la clase de mi hijo.
Mientras, observo que una madre, con su pañuelo en la cabeza, y con cara de susto, mira atenta y acerca la oreja indiscreta, pues teniendo en cuenta de que es de Marruecos para abajo, lo menos, eso del troglodita, no lo ha oído en su vida.

-"Pues mujer, de hombre o mujer de las cavernas, de la prehistoria. Vamos, vestir al niño como a los de los picapiedra", contesto yo a la buena señora, con la esperanza de que entienda algo.
-"Es que yo he ido a los chinos estos del pueblo, y tienen trajes de todo menos de eso. Vamos, que yo pensaba ponerle a mi Clara el traje de princesa del año pasado, que lo tiene heredado de su prima, y si la profesora dice algo, a mi plin".

Diga usted que si, señora, pienso para mis adentros, imaginando a la profesora de nuestros hijos, con lo estricta y así que es, viendo a la Clarita vestida de princesa, mientras Mohamed, que es el niño de la mora que está a dos pasos de nosotras, se viene vestidito con su traje de batman, que para eso se lo echaron los reyes. Y yo aquí, rompiéndome la cabeza para ponerle al niño con imperdibles, la piel extendida que nos regaló la abuela Pilipam, esa de cordero que acaba siempre en el suelo de su cuarto.

Me devato en la duda existencial de si llevar al niño vestido de Angelito o Papá noel, que con tres años que tiene, bastantes disfraces me parecen ya, o buscar la manera de que vaya de troglodita.

Total, que llega el día esperado a la hora hache.

Ya tienes las polainas de la hija de tu hermana, blancas y la camiseta interior, planchadita encima de la cama. Y la famosa piel, que no sabes como vas a atársela al niño alrededor del cuerpo, con una cinta del albornoz del baño que es marrón y parece que da el pego.

El niño se levanta tosiendo como un loco y diciendo que tiene frío, que quiere quedarse en la camita.
Lo arrastras al baño, le das el pettit suise mientras corre por la casa y se empeña en ver el Jardín de los sueños, que lo dan en la dos antes de ir al cole. Le incrustas las polainas, con gran dificultad, porque esto es de niñas, dice sin poder evitar ver que tiene una flor bordada en el talón.
Y muy ufana, empiezas la operación piel de cordero.
Se revuelve, no te deja ponerle el cinturón del albornoz por encima, te dice que con la alfombra no quiere vestirse, que le pongas el pantalón del coche que así no quiere ir a la calle.
Con esfuerzo sobrehumano le das dos vueltas al cordón sobre una piel de corderito, que se mueve por todas partes y encima le tapa el brazo derecho y así no puede coger el avión que está volando, porque se la has puesto cruzada y no hay manera de ponerla de otra forma.

El niño que no, que se la quiere quitar después de lo que te ha costado incrustarsela, que vamos, para disfraces estoy yo a las siete y media de la mañana, y maldita la hora que a la profesora se le ocurrió semejante desfachatez.

Ya con la piel, con las botas por encima de las polainas, que así no se ve la flor, le pintas de pintalabios dos coloretes en las mejillas, y desde luego desistes de ponerle el hueso de pollo en el pelo que llevan los picapiedras, sabiendo dónde va a acabar el dichoso huesecito si se lo plantas en plena cabecita loca.

Con el abrigo ya puesto, después de no desdeñable lucha sobrehumana para ponérselo, te plantas tú el disfraz de hippie que es obligado si quieres acompañar a tu hijo al desfile de carnaval, buscándolo en el armario, pues de hippie hace mucho que no te atreves a salir a la calle.

Cuando te estás pintando la margarita con el lapiz de ojos en la mejilla, escuchas ese sonido tan familiar y tan odiado, que cualquier madre que se precie sabe que es el principio de la catástrofe.

Horror, no puede ser, pero, es cierto, has escuchado sin duda la primera arcada, el primer golpe de tos, y luego ya sabes lo que viene...

Corriendo escaleras abajo, te ves a tu troglodita, en polainas y camiseta, con la piel y el abrigo por el suelo, y limpiando el vómito que acaba de echarse por encima y por el suelo.
-"Está sucio, mamá, lo quitamos, lo quitamos", te dice el angelito, perdido hasta las orejas de vómito, de mocos y de pettit suise de fresa, que después de haberlo olído así un montón de veces, ignoro cómo sigo comprándoselo todavía para desayunar.

Es tarde, la hora del autobús ha pasado, y cualquiera le dice a la profesora que el famoso traje de troglodita, navega entre los trozos de pera y pettit suisse de fresa, que acaba de echarse el niño por encima.
A la mierda la fiesta, y el desfile, después de haber estado semana y pico dándole a la cabeza a ver cómo vistes al niño para la ocasión.
Llamo al padre de la criatura porque no sé cómo voy a improvisar otro traje. Me contesta deprisa y corriendo, tiene una incidencia en no sé qué terminal del ordenador y no está para disfraces.
-"Que no vaya al cole y llévalo al médico, que llevamos con los números del devuelto, lo menos ya diez días. Por mucho que la profesora esa del demonio diga que no tiene importancia, esto pasa ya de castaño oscuro".

Así que marco el número del médico que ya me sé de memoria.
Me da hora a las doce. Ni fiesta, ni de hombre de las cavernas por este año, que en verano, ya veremos como lo resolvemos, y no digamos el año que viene, que los niños de cuatro años, tenían que ir vestidos de medieval.

Y yo me pregunto, clavando mi pupila azul en la pupila de don Carnaval, "¿qué necesidad tenemos los hombres y mujeres de a bien, montar estos números de circo para que luego los niños se paseen por el cole, con sus trajes hechos girones después de un rato, y encima cojan un constipado, como la Clarita que al final fue vestida de princesa, y el Mohamed de batman?. Porque a fin de cuentas, ¿qué es Carnaval?".

-"¿Y tú me lo preguntas?", me contesta irónica la mujer con la margarita en la mejilla que me mira al otro lado del espejo mientras me restriego con la toalla, "Carnaval, eres tú..."


HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...