Linea de la vida, carretera por
donde las almas se lanzan a la gran aventura de vivir. Marcas que nos
muestran el camino, señales que vemos, sentimos, intuimos como parte
de ese mensaje que debemos aprender.
Destino. Carretera de peaje que
ya nos gustaría recorrer a todos, con un porche a toda velocidad.
Sin embargo, desde la más tierna infancia, nos empeñamos, o se
empeñan algunos, que salgamos de la autopista para recorrer todas
esas salidas que vemos a la derecha. Autopistas sin peaje, carreteras
comarcales, secundarias, incluso caminos de cabras.
Elijamos lo que elijamos,
suframos en el camino o disfrutemos del paisaje, vislumbro la vida en
ese camino que recorremos, unas veces en soledad, otras acompañados
por indeseables o con el amor de nuestra vida.
Sea lo que sea que veamos por la
ventanilla, las veces que tengamos que parar para arreglar una avería
o seamos conductores o no, siempre, un camino de esperanza, una línea que
hay que recorrer, sin saber la mayoría de las veces, por qué algo o alguien se empeña en que lo recorramos.
Ignorantes, quizá hasta el
final de nuestro camino, que esa línea, la hemos elegido nosotros mismos.