Hay un par de cosas, por lo menos, donde todo el mundo se pone de acuerdo siempre. Es un poco raro. Los humanos siempre tenemos ideas dispares sobre todo y sobre todo hay siempre opiniones. Basta que haya uno que piense que ahora es de día, para que argumenten otros que el cerebro nos engaña, que en realidad es de noche. No entro en cuestiones más baladíes, pues seguramente perderé el hilo de mi propia cordura o al menos el de esta narración.
Hace unos días he vivido uno de esos momentos en los que todos estamos de acuerdo.
Fue en un quirófano, hace apenas quince días. Con las piernas abiertas, asustada, cansada, aferrada a unos manillares, escuchaba al menos a diez personas, que me rodeaban por todas partes y de cuyo nombre no quiero acordarme, que estaban completamente de acuerdo.
-"Empuja, empuja", me gritaban todos a la vez.
Maltrecha, aturdida, asentía con la cabeza y les hice caso, empujando con todas mis fuerzas. No era cuestión de contradecir al Universo, ni siquiera a los humanos que al unísono se habían puesto de acuerdo. Lo que tenía que hacer era eso, empujar.
Por si tuviera alguna duda, la petición se repetía y se repetía. Estaba claro, si algo había dudado alguna vez sobre lo que tenía o no que hacer, ahora encontraba su sitio. Empujar.
Atenta a la solicitud, el mundo se volvió un pequeño momento en el que todo se concentraba en un punto. Una vida que quería salir, un segundo que quería llenarse con un llanto. Un alma que entraba en el mundo de los vivos por un pequeño agujero que era mio, y que sólo necesitaba de un último esfuerzo: un esfuerzo que tenía que hacer yo.
Con el poder que sólo una madre sabe buscar en lo más recondito de sus propias fuerzas, empujé por última vez y se me arrancó de cuajo un pedazo de alma. Un pedazo de alma que ahora duerme en su cunita y que se llama Daniel.
Nada más depositarlo en mi regazo, esos instantes en que lo ves por primera vez, experimenté otra de ese par de cosas en que todos los humanos estamos de acuerdo. Esa suerte de felicidad que por añadididura, es presente, es efectiva, es tan real como el momento que se llena de sentido por una vez en la vida. Una felicidad que te permite vivirla con intensidad, sabiendo lo afortunado que eres por haber vivido eso que justifica la vida entera, los errores, las penurias, los dolores o la ausencia. Felicidad que justifica toda una existencia de sinsentidos, de nadar contra corriente o soñar con sueños que nunca parecen hacerse realidad.
Una felicidad responsable además, porque al mirarlo, al ver su indefensión, su chillido incipiente a punto de romper el aire y llenar la sala, entiendes que por mucho que él pase en la vida, por muy indefenso que esté, le pase lo que le pase en su existencia, que no podrás controlar por mucho que quieras, al menos ese hijo de tus entrañas, ese pedazo de alma que te ha arrancado la vida misma, será querido, será protegido, será lo más importante en tu existencia, que más allá de tu misma, será lo que llene todo y lo que justifique todo, incluso que uno pierda la dignidad.
"Tener un hijo es algo que no se puede explicar", otra cosa en la que todos los humanos estamos de acuerdo. Algunos intentamos ponerle palabras, otros imágenes, música, emoción, lágrimas o una foto en el móvil para enseñarla a quien se acerque.
Otra cosa es vivirlo, sentirlo, dar forma a toda esa sinrazón que durante nueve meses te permitió vivir habitada, llena, compartiendo el mismo espacio con otro corazón pequeño, que late sin que adivines quién está usurpando tu vida, tu cuerpo, tus sentimientos y tus anhelos.
De pronto te abre los ojos y se hace presente. Te mira, te sonrie, te pega un berrido o se acurruca en tu seno, buscando comer o un poco de calor. Buscando que lo ayudes, que le enseñes a vivir, que le des tu apoyo, tu cariño, tus ganas de luchar y sobre todo una razón para que él encuentre su propio camino.
Sabes que siempre será así. Que incluso en la otra vida, si es que la hubiera, estarás pendiente de él, de lo que hace, de lo que hará y de lo que a lo mejor no entiendes. Sabes que pasarás horas cuidándolo, acunándolo, cuidándolo si se pone enfermo o jugando con él en el suelo mientras la espalda te mata.
Sabes que todo tu espacio y tu tiempo se llenará de sus risas, de sus llantos, de sus biberones o sus papillas, de sus chupetes tirados por el suelo o sus cochecitos, rotos y sin ruedas desperdigados por el salón.
Lo sabes porque lo has vivido ya, porque lo vives ya en primera persona y sabes de la ingratitud de tu tarea, de lo que cuesta dejar de ser una misma para convertirte en otro, para pensar de otra manera, mirar al mundo de otra manera.
Lo sabes y has repetido, inexplicablemente, sin que entiendas por qué era un sueño hecho realidad ver los ojitos de esa criatura que latía en tu seno y que ahora ha venido a tu vida a ser todo para ti.
Que eso produzca felicidad, querido lector, es algo que sólo puede entender otro ser humano que ha pasado por lo mismo, que no necesita de explicaciones o dar vueltas al tema, porque sabe que es así.
Seguramente, si no es padre o madre, no podré convencerlo de que esa suerte de responsabilidad, esa carga para el resto de la vida, y quien sabe si de la muerte, es felicidad tangible, presente. Felicidad, que no se alimenta de recuerdos o se nutre con anhelos y esperanzas para el futuro, que se siente en primera persona y en presente.
Por mucho que haga un segundo que ha pasado, quince días o años y años, como les pasa a nuestras madres. Por mucho tiempo que haya pasado y hayamos olvidado el dolor, el esfuerzo, el miedo y el peso de la responsabilidad, se repetirá en el alma hasta el infinito, para recordarnos que a fin de cuentas, no era tan malo ser humano.
A LOS CUARENTA DESCUBRES QUE YA NO ERES JÓVEN, QUE EMPIEZA EL DECLIVE Y QUE QUEDAN POCAS AVENTURAS POR VIVIR. YO HE QUERIDO ENGAÑAR AL TIEMPO,SIN CIRUJIAS O MAQUILLAJES. TRATANDO DE VIVIR, DE OTRA MANERA...
jueves, 12 de mayo de 2011
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HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...
QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...