lunes, 19 de septiembre de 2011

Qué será de los pensamientos...


Caminando entre las hojas caídas, que ya en Septiembre, en los albores del otoño, van alfombrando el suelo, he pensado esta mañana de vuelta a casa, en una historia genial para un libro fantástico.

Me he encontrado después con Yolanda, la vecina de al lado, he cruzado con ella unas palabras para ponernos de acuerdo sobre quién irá a por los niños al colegio y luego con otra vecina que hacía tiempo no veía. Ha parado el coche y se ha acercado a ver al niño que, dormido, asomaba su cabecita por la mochila donde le llevaba colgando. Hemos cumplido con el formulario básico, dicho lo mismo de siempre: "que ya quedaremos, que no nos vemos y eso que vivimos puerta con puerta. Que queda un café pendiente para otra ocasión, pues hoy era tarde y no había mucho tiempo".

Seguro que a ambas nos ha parecido un poco absurdo esta forma de hipocresía social. La última vez que lo dijimos la excusa era mi embarazo y hoy lo es tener un bebé de casi cinco meses llorando por las esquinas y la casa hecha un desastre.
¿A dónde iría esa invitación que ambas hemos hecho y no cumpliremos?.

Luego, he hablado con mi madre por teléfono y también hemos prometido que un día iríamos al cine, a ver esa película que quitarán antes de que tengamos tiempo de dejar a los niños con alguien y de encontrar un hueco para quedar como antes. Ambas sabemos que seguramente ese propósito irá a alguna parte, pero desde luego, no se hará realidad.

Después de recoger la casa, pensar en qué hago de comer y recoger todo lo que estaba a mi alcance, he respondido unos cuantos emails, he mirado algunos correos y ofertas de trabajo que no conseguiré y he discutido con Antonio por teléfono porque no tenemos dinero ya para pagar todas las facturas y eso que no ha pasado mucho de mediados de mes.
Y me ha dado por pensar, al colgar, ¿a dónde iría esa discusión?. A dónde irían los propósitos de gastar menos, intentar ahorrar algo para comprar un cajetín para la chimenea o arreglar la puerta del baño, si de sobra sabía que al final, todo eran eso, propósitos que desaparecerán.

Cuando me he querido dar cuenta y he buscado en mi memoria, no he podido encontrar nada coherente. Mi idea genial de esta mañana se ha perdido en el marasmo de realidad que he vivido en apenas unas horas y no he sabido recuperarla.

Ya no podía recordar a la hora del té de las once a dónde había ido aquella historia, ni siquiera dónde estaría alojada en mi mente a unas horas de haber nacido. Y sin saber muy bien por qué, la he echado de menos.

Me ha dado por pensar, con una manzana en la boca, mientras Daniel dormía agotado en su cuna, después de un buen rato berreando, ¿a dónde irían sus berreos, nuestras noches sin dormir, cada nueva jornada que se repite en el tiempo y parece asimilarse a una sola?. ¿A dónde va la hipocresía social, el qué dirán de nosotros, las sensaciones vividas, el tiempo pasado?.
¿A dónde irían los pensamientos, las creaciones matutinas y las ideas geniales que no salieron del cerebro, que acabaron olvidadas en algún armario del alma o en desvanes escondidos de nuestro propio cerebro?.

¿A dónde van todos los besos que les he dado a mis hijos, las cartas de amor, las palabras que se llevó el viento pero pronunciamos y creímos ciertas?. ¿A dónde va la esperanza, los sueños que no se hicieron realidad, los anhelos?. ¿A dónde va la añoranza por el pasado perdido, la nostalgia que sentimos por personas queridas que se fueron?.
¿¿¿A dónde van los pensamientos???.

¿Qué será de nosotros sin ellos, cuando los hayamos olvidado todos, cuando se acaba nuestra vida y nos quede un minuto para pensar en ellos?.
¿Se agolparan en la puerta del alma cuando el alma se marche de nuestro cuerpo?.
¿Surgiran de la nada como si fueran nuevos y volverán a ser posibles en nuestra memoria al menos por otro momento?.

¿Alcanzarán su importancia y parecerán originales?. ¿O creeremos que todo al fin y al cabo ya estaba pensado y vuelve a repetirse para convencernos de que no hay nada de verdad que hayamos inventado nosotros, pues todo en el fondo es algo que hemos oído, recordado o hablado y habiendo caído en el olvido ha quedado en un reducto del cerebro y por algo ha salido a la superfice como si fuera nuevo?.

No sé por qué desvarío hoy sobre qué será de los pensamientos.

Supongo que me gustaría que todo este tiempo perdido, desperdiciado en cambiar los pañales a un niño o cuidarle de noche para que vuelva a dormirse o jugar con él diciendo tonterías para que se ría un poquito, hayara su eco en la estrellas.

Me gustaría que toda esa rutina, días que parecen exentos de sentido, pero que llenan más de tres cuartos de la vida de los humanos, se guardaran en un tarro que un día alguien se molestara en desenroscar, para olerlo y saborear con él un café que recordara siempre.
Que ese vivir con el piloto automático puesto, sin crear, sin hacer algo de relevancia quedaran impresos en el registro arqueológico, para que un dia, dentro de millones de años, fueran la cueva de Atapuerca donde buscamos hoy el significado perdido de nuestro propio origen.

¡¡Qué cosas piensas, amiga, cuando el cerebro dormita sobre las teclas del ordenador en lugar de en una buena cama, como Dios manda!!.

No me he dado por vencida.
He pensado en coger una caja vacía y llenarla de pensamientos. Buscar un sitio en la montaña que corona nuestro paisaje, a donde nos aventuramos con los niños a buscar piñas y leña para la chimenea en invierno, y enterrarla allí mismo.
Voy a meter un papel que ponga que iré al cine la semana que viene.
La otra será una grabación de los berreos de Daniel y un dibujo de los que hacía mi hijo cuando era pequeño.
Voy a meter una hoja del suelo alfombrado con una pisada de Miguel y sus pies pequeños. Y en otra las notas de esa novela que nunca escribí porque me daba pereza o no encontraba el momento.
Meteré también una nota de esas que nos escribíamos Antonio y yo con cualquier excusa cuando todavía éramos sólo dos.

Quizá si un día, caminado por el bosque, si recuerdo dónde la escondí, desenterraré ese tesoro y todo alcanzará su sentido. Entenderé de su importancia y quizá pueda recuperar parte de lo que fui, con tan sólo tenerlos entre mis manos. Sabré entonces lo que fue de los pensamientos y de esa rutina que hoy parece casi inservible, una vez que haya pasado el tiempo.

HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...