jueves, 15 de abril de 2010

LA CASA DEL CIELO

-¡Esa estrella se ha movido!.
Exclamó ayer, mi niño enternecido.

Desde el silencio, el vacío, el siniestro destino;
la desolación, el llanto no correspondido.
Desde la tristeza azul y el sinsentido
me sale un hilo de voz
cuando mi hijo lo repite al viento,
esperando ser respondido.

-Si es verdad, cariño, que se ha movido.

-¿Hay un habitante del espacio escondido?
¿Es un cohete que viene despacito?
¿Es una estrella que desde el cielo,
conociéndonos nos ha sonreído?.

-No, cariño, no es que se haya movido.
Contesto escuchando la voz que de mi pecho angustiado
ha gritado como cuando llora un niño.

-Iluminando con su luz, una estrella hoy ha nacido
y nos saluda como dices, con su parpadeo amarillo.
Es un alma nueva, que ha subido hasta el cielo
para dar luz a noche siniestra de mi pena
y de tus solitaros dias, ahora que no ha venido.

Es un alma pequeñita, que no ha querido sentir
ni el ardiente sol que quema
ni la lluvia que las lágrimas moja
y que no ha querido tener destino.

Mi hijo extrañado, pero despacio y sin miedo
me dice alucinado: ¡ya lo entiendo!.

-Mi hermano se ha subido, en un cohete hasta el cielo
y con una linterna grande, las luces ha encendido,
desde la ventana de la estrella que se ha movido.

Me saluda con la mano y nos dice que no está muerto-
me digo a mi misma con el corazón hecho fuego;
con el alma encogida, con el cruel recuerdo
y con el amargo sabor de su hola
que fue tan corto como su tiempo.

¿Por qué te has ido tan pronto a tu cielo?,
¿por qué no te has quedado aquí?
¿por qué no has llorado junto a mi tus tormentos?.

Ya tenía yo otra estrella, la estrella de mis miedos
y ahora al verte encendido, se me hiela de nuevo el recuerdo
de poder haberte tenído y no tenerte,
de poder haberte sonreído en lugar de llorarte:
de poder ser tu madre y no perderme en tu tiempo.

Con lágrimas cayendo por mi rostro siniestro,
sabiendo que a mi lado, callado
mi compañero llora en silencio,
no veo más allá del tesoro escondido
de los luceros de mi pequeño.

-¡No llores mamá, que siempre una estrella lucirá en el cielo
y es más grande que las otras, porque tiene un niño dentro!.
Nos mira desde arriba y nos saluda contento.

En mi cohete gigante un día te llevo a verlo,
porque ya fui ayer, y jugué con él
mientras papá y tú gritabais al viento.

No está solo, mamá, ni yo lo estaré yo
mientras pueda ir a verlo
y juguemos juntos en La casa del cielo.

Azaria, Abril triste de 2010, transcribiendo a mi hijo de cuatro años.

HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...