Hola a todos, primos
Hoy nos hemos levantado con la terrible y asombrosa noticia de que el tío Gilito no nos acompañará ya en nuestros emails de primos nunca más.
Parece que cerró los ojos anoche y no ha vuelto a abrirlos esta mañana y que ya no volverá a mandarnos ni historias por internet, ni preguntas sobre la economía mundial o los devaneos de la Esteban, ni tan siquiera el parte semanal de la Tía Nica, que siempre decía que estaba mucho mejor.
Lo cierto es que me he quedado sin palabras al escuchar la voz de mi padre al otro lado del hilo telefónico esta mañana:
-El tío Gilito ha muerto...
Perdonad que siga llamándole Tío Gilito a estas alturas. Ya sé que para muchos de vosotros era Don Zacarías, y para otros muchos, simplemente el tío Fernando. Para nosotros, los Luisitos, incluso para mi padre, era siempre el Tío Gilito, y creo que siempre lo seguirá siendo en nuestros corazones.
Aún me viene a la memoria aquella pregunta de uno de mis hermanos, no sé cuál de los dos, cuando éramos muy pequeños e íbamos a la piscina de Mirasierra algún sábado con los tíos.
-Oye, papá, ¿por qué la tía Nica le llama Fernando al tío Gilito?.
Mi padre, seguro que muerto de risa, trató de explicarnos que la verdadera personalidad de su hermano, atendía más al nombre de Fernando, que por lo que nosotros lo habíamos conocido siempre.
-Entonces,¿ a qué viene lo de Gilito?- debimos preguntarle acto seguido.
-A que está siempre rodeado de sobrinos, como el tío de Donald y a que tiene mucho dinero. Vamos igual que el de los tebeos.
Nosotros, adictos al Don Mickey, ya veíamos al tío, en una habitación llena de monedas de oro, sumergiéndose entre los sacos de oro, tirándose desde un trampolín. Con las pupilas reflejando los dólares que relucían a su alrededor, aunque nosotros, los sobrinos de Donald, no hubieramos descubierto nunca donde tenía su caja fuerte.
Sin embargo, bromas aparte, nunca le vimos haciendo alarde de semejante fortuna. Más bien crecimos viendo al tío siempre haciendo chascarrillos en las reuniones familiares, sentado en un sillón de orejas confesando que ya se le empezaba a ver el cartón, como a las muñecas. Mordaz y siempre ingenioso en sus comentarios sobre las cosas o la gente, metiéndose con la Prima Mari Carmen si le tocaba al lado en la mesa, o con cuantos se acercaban a comentar algo con él, sobrino genuino o político fuera.
Personaje cuanto menos singular, su forma de actuar, su risa contagiosa y sus maneras consiguieron siempre que le reservaramos todos un hueco en nuestros corazones y una sonrisa en la comisura, siempre que se mencionaba su nombre. Puesto que pasaba por todo menos desapercibido y nos dejaba a todos, de todo, menos indiferentes.
Sin embargo, se ha ido en silencio, y eso que no parecía su estilo precisamente, y nos ha dejado a todos boquiabiertos.
Ninguno de nosotros nos lo esperábamos.
Y si bien es cierto que si lo pensabas un poco, estaba de lo más desmejorado y su salud no era buena, lo cierto era que teniendo todos la atención fija en la Tía Nica, no reparamos en que él también estaba muy cansado.
No me atrevo a decir a estas alturas, la típica frase de descanse en paz, pues no me imagino al tío llevando paz allí donde vaya.
Seguramente, pondrá patas arriba el cielo que lo acoja como bien supo hacerlo en vida.
Tan sólo quería rendirle un pequeño homenaje hoy, en este chat de primos, que tanto se animó con su presencia, y al que echaremos mucho de menos seguro a partir de ahora.
Las reuniones familiares no volverán a ser jamás como fueron, ahora que tú no acudirás a ellas, tenlo por seguro.
Llevaté tío nuestro recuerdo a donde vayas. Porque fuimos siempre tus queridos sobrinos y te seguiremos incluyendo en nuestro email colectivo, como siempre.
Un abrazo, de una de tus ahijadas...