jueves, 26 de julio de 2012

A veces el Universo es de un capullo...


Perdone usted, querido lector que hoy me atreva a poner casi un taco en el encabezamiento de mi blog, pero es que estoy tan anonadada, tan sorprendida y tan emocionada a la vez, que  no se me ocurre otra cosa.

Podía poner que el Universo es un poco malo, como le digo yo a mi hijo pequeño, o que se divierte haciéndonos rabiar a nosotros, despistados humanos que no sabemos muy bien ni quiénes somos, ni dónde estamos ni por qué nos ocurren las cosas que nos ocurren.

Y es verdad que estamos de lo más despistados. Lo comentaba yo con mi señor esposo ayer, volviendo de la compra. Lo bien que sabemos entender lo que les pasa a otros y qué poco de lo que nos pasa a nosotros mismos.

-"Se lo tiene bien merecido, si es que se ha tirado a matar. Estaba más claro que el agua. Tarde o temprano a Fulano le iban a echar del trabajo, y qué me dices de Mengana, que sin estar nunca en casa y sin saber de la misa la media, luego se queja de que por qué le han salido rana sus hijos. Si es que no los conoce, si no se ha preocupado".

-"Ya pero ni Fulano ni Mengana tenían ni idea de lo mal que lo estaban haciendo", le contesté yo sabiendo de sobra que los humanos, con el respaldo de nuestra ignorancia, al menos tenemos un poco de justificación.

-"Pues vamos, si Fulano no sabía que sin dar un palo al agua y llegando tarde todos los días. Si no tenía ni idea de que pasando marrones a los compañeros y estando malo un día sí y otro no, no le iban a echar, es que o bien es estúpido o bien se cree que lo somos los demás. Encima ahora, con los tiempos que corren que te echan porque sí. El era el primero de la fila, vamos".

-"Puede ser, pero, mira, yo creo que en el fondo es muy evidente lo que cada cual somos, sabemos o hacemos en esta vida. Muy evidente para todo el mundo, claro, excepto para nosotros mismos".

Nos quedamos callados los dos. Del silencio, partido tan sólo por el sonidito del Tamagochi nuevo de mi  hijo, pitando porque necesitaba algo, surgió una reflexión que, de vez en cuando, nos atrevemos a hacer de nosotros mismos, una pregunta que no espera respuesta, un requerimiento al Universo sobre nuestra identidad perdida, vetada a nosotros mismos y tan evidente para los demás.

-"¿Qué imagen tendrán los demás de mi mismo?. Y sobre todo, ¿qué pensará de mi este que se sienta a mi lado en el coche, duerme en el otro lado de la cama y come mi comida todos los días?"- no pude evitar preguntarme, mirando de reojillo la hora, así como para disimular.

Es bien cierto que no sabemos nada de nosotros mismos. Y por tanto, tampoco sabemos lo que merecemos o no merecemos en esta vida. Lo que el Universo debería darnos o lo que nos atreveríamos a pedir, si supiéramos lo que realmente deseamos, queremos o necesitamos.

A menudo, cuando pasamos por una situación difícil o por un cambio de estos fundamental de vida, nos preguntamos qué hemos hecho nosotros para merecer eso. Obviando que a veces las cosas que nos pasan buenas pasan desapercibidas, sin pena ni gloria, sin que apenas les demos importancia.

Sin embargo, cuando muere alguien cercano, cuando se produce una injusticia. Cuando alguien querido pasa por un cáncer o por una enfermedad difícil, cuando alguien desaparece del escenario sin que entendamos por qué. Cuando una familia se queda sin nada, cuando una pareja se separa y empieza una guerra sin cuartel por tener la razón y no se atiende a razones ni siquiera por los hijos, uno no deja de preguntarse si de alguna manera el Universo no será un pedazo de capullo, que nos hace pasar por algo que no merecíamos para enseñarnos quién sabe qué.

¿Merecemos lo que tenemos cada uno de nosotros?. ¿Merecemos una crisis generalizada, la caída de la bolsa, de la economía mundial?. ¿Tan mal nos hemos portado, aprovechando lo que teníamos, repanchigados en nuestra ignorancia y en el bienestar que nos ofrecían, para ahora merecer la austeridad, el sometimiento, la vida que nos espera de impuestos, de recortes, de injusticias sociales y laborales?.

¿Merecemos pasar miedo, pasar necesitad, no saber si mañana viviremos en esta casa o debajo de un puente, si el coche aparcado es nuestro o del banco?. ¿Merecemos que las cosas no nos vayan bien?

Dicen los que saben de nosotros, los que están fuera de nuestra propia ignorancia. Es más, decimos nosotros mismos de los demás, que sí, que todo es merecido. Que todo lo que sembramos, luego lo recogemos, y que aquellos que se quejan, merecían lo que han tenido. Que por la manera de actuar y por cómo eran, se merecían la situación que ahora tienen.

Si lo tenemos tan claro para la vecina de al lado o para el que trabaja pegado a nosotros, ¿por qué somos incapaces de entenderlo de forma general?.

Es todo cosa del Universo, leo mucho en los libros de auto ayuda o me dicen los iniciados en menesteres que apenas puedo comprender . De Dios, decía mi abuela. Del demonio, corregía mi madre.
Yo no lo sé.

Sólo sé que a veces, algunas veces, el Universo nos sorprende. Nos mantiene en una situación terrible, de incertidumbre, de malestar, de indecisión, de no saber, y en el límite de la desesperación, del miedo, de la oscuridad más absoluta. Cuando ya creíamos que se iba a poner en entredicho nuestra valía, nuestra dignidad o nuestra manera de luchar, nos premia, nos da algo que ni siquiera nosotros creíamos merecer.

Casi siempre, el muy capullo, con perdón de los capullos de rosas de la vecina de enfrente, nos sorprende para mal, eso es bien cierto, y mucho más ahora, que parece que se ceba con los pobres, con los que no tienen, con los más desvalidos. Y otras, sin embargo, nos sorprende tan agradablemente, que no podemos sino aceptar sus designios.

Sin embargo, querido lector, en este mundo de ahora donde todo parecen malas noticias,  que hay injusticias por doquier, uno no deja de preguntarse si merece de alguna manera que le salgan bien las cosas, que la fortuna nos sonría.
Uno no deja de preguntarse si lo que merecemos es esto, algo que,  de momento, parece bueno, y por ende es para nosotros.

¿Qué cabe hacer ahora?.¿Estar agradecido?.

Pues al menos, al menos, gritarlo al mundo, agradecérselo al Universo, salir por las calles a lo Gene Kelly para cantar bajo la lluvia.

Hoy querido lector, debería cantar, bailar por las calles, gritar al mundo que a veces, aunque no entendamos nada, aunque no sepamos muy bien cómo reaccionar ante lo bueno, uno debería sonreír, confiar en la vida, en nosotros mismos y en ese maldito Universo que se empeña casi siempre en hacernos la puñeta.

Estamos vivos, estamos bien y en esta ocasión, no sé si tenemos lo que merecemos, pero sí que nos han pasado cosas buenas últimamente.

Sólo me cabe agradecer lo recibido y aceptarlo, pero sobre todo, sobre todo, estar muy feliz por ello.

Gracias, Querido Capullo.




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HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...