miércoles, 26 de diciembre de 2012

La galería de los sueños imposibles

Este año he vuelto a caer en la tentación de todos los años. He vuelto a imaginar que un señor con pantalones rojos, barba blanca y enorme barriga se colaba por la chimenea de mi casa para traerme empaquetados y a domicilio todos esos regalos que he deseado tener, todo aquello que necesitamos.
Sueños que todos tenemos escondidos en el cajón del altillo, sueños que ignoramos, de los que nos avergonzamos, seguramente porque pensamos no merecer.

-Estúpidos humanos, me dice la figura encarnada de encima de la chimenea, pero si los sueños con los que soñáis casi todos son más que posibles, son más que sencillos, están al alcance de vuestra mano.

Yo le miro un poco incrédula. En tiempos de crisis, viendo la situación de la mayoría de mis vecinos e incluso la mía, me pregunto qué sabrá el gordo fanfarrón de los pantalones rojos desde el pedestal donde nos alumbra con su lucecita.

-No me mires con esa cara y piensa un poco. La mayoría de vosotros me escribís cartas absurdas. Nadie sabe que yo las leo todas, pues tengo un desván entero lleno de bolas de cristal, que encierran los deseos ocultos de cada uno de vosotros.

Encantada con la escena, que quizá rescato de una película de Harry Potter, me imagino una sala inmensa llena de bolas de cristal donde cada cual pone su deseo flotando en un líquido primigenio, caldo de cultivo de los sueños más ocultos y también los más sagrados.

-Si te acercas a cada cual, si te molestas en acercarte al cristal y mirar qué hay dentro, descubrirías muchos de esos sueños. Sueños muy posibles que cada cual se empeña en no cumplir.

Imagino que, esta noche, con mi pijama de ositos y el pelo revuelto, me levanto de la cama calentita que me arropa cada noche. Descalza, atravieso pasillos repletos de sueños, llenos de estanterías de bolas de cristal que reflejan cada ilusión perdida, cada deseo que nunca cumpliremos.

Curiosa, me acerco al azar a uno de ellos. El es sueño de un hombre mayor, encanecido y casi ciego, que quería viajar a Canarias. No pide que le toque la lotería para tener dinero. Se imagina a si mismo como un apuesto guerrero, con valor suficiente para emprender ese viaje.

-No lo entiendo, le digo a Papá Noel, reconociendo lo sencillo que es hoy en día coger un avión e ir a Canarias. 

-La mayoría de los deseos son así. Hay quien pide que le toque la lotería y nunca juega un número, a no ser Navidad, y al ver que no le toca, no vuelve a jugar. 
Me hacéis mucha gracia, humanos ignorantes de vuestras prioridades. No se puede pedir vivir en lugares exóticos cuando nunca habéis comprado un libro de viajes. Reunir a la familia cuando ni siquiera la llamáis en fechas señaladas. Un amigo que no tenéis ninguna intención de mantener, pues siempre estáis demasiado ocupados en vuestras cosas y no encontráis ni unas horas para tomar con él un café.

Yo me quedo más asombrada. Es cierto que algunas de esas cosas las he pedido yo también.

-Todos esos deseos, todas esas cosas que os atrevéis a imaginar, cuando en el fondo no tenéis ni la más mínima intención de cumplir, me entristecen cada año, reconoce casi al borde de las lágrimas.

Yo imagino lo que siente. A menudo soy yo misma la que pide cosas generales, irrazonables o quizá lejanas, para tratar de creerme que hasta lo más imposible puede hacerse realidad.

-Que vuestros hijos sean mujeres y hombres de provecho. Que mi marido olvide que llevo veinte años a su lado y me vea como el primer día. Que mi jefe cambie y se convierta en una persona normal. Que Eduardo apruebe Ingeniería llegado el momento, y ni siquiera nos hemos fijado en sus notas de cuarto de Primaria. Muchos que queréis cambiar de trabajo porque no aguantáis a quien os trata con desprecio y aguantáis carros y carretas hasta la jubilación, que no aprovecháis porque no os queda ni un grano de tiempo en el reloj de vuestras vidas. 

Reconozco que es verdad.

-La mayoría un poco de salud, cuando en realidad la perdéis miserablemente arrastrando vuestros pesados cuerpos por los centros comerciales en busca de un poco de felicidad- continúa su discurso el bueno de Santa, melancólico y aburrido de lo que la humanidad ha hecho con todo eso que la tecnología y la civilización actual ha hecho de nuestro mundo.

Incapaz de meterme a mi misma en el mismo saco, pues deseos de lo más pueriles me parecen, intentar hacer cambiar a los demás o apostar por la vida cuando diariamente te estás matando, me adentro en el pasillo de los sueños imposibles. Quiero imaginar que la bola que contiene el mio estará apilada en los estantes plateados de los sueños menos probables, aquellos de las personas que hemos viajado al país de Imaginaria y que aún conservamos parte de esa magia que fuimos perdiendo por los bolsillos, cuando nos hacíamos mayores.

No hay tantos sueños, pienso mirando las estanterías iluminadas, convencida de que somos pocos los que nos atrevemos a soñar cosas que no estarán nunca a nuestro alcance, cosas que no existen en el mundo real.
Sorprendida vuelvo a hacer recuento de las bolas que se apoyan unas en otras, bolas de colores y formas más variadas. Descubro que mi bola no está.

-¿Por qué no encuentras tu deseo entre estas cosas?. 

Me pregunta sabiendo que estoy bloqueada o que la evidencia no me deja ver nada más.

-Piensa un poco, piensa que hasta quien soñó con volar cuando sólo los pájaros lo hacían, consiguió que una de estas bolas volviera a la de los sueños posibles.
Quizá el sueño imposible que soñaste, quizá todo aquello que te atreviste a soñar, ya no forma parte de los sueños imposibles. Forma parte como todos, de esos sueños posibles y al alcance de nuestra mano, que no tenemos el valor de hacer realidad.

-Pero esos sueños, esos que han pasado a ser posibles, no son reales todavía, le digo extrañada el hombre de la barba blanca.

Me mira como si no hubiera entendido nada.

-Sois vosotros y no yo, quienes sois incapaces de hacerlos realidad...

1 comentario:

Tío Eugenio dijo...

Espero que encuentres la bola de tus sueños y que puedas ir cumpliéndolos poco a poco.

Es verdad que somos nosotros nuestros principales cortarrollos. Si queremos que se cumplan los sueños hay que ponerse a trabajar duro. Y de todas formas, si no es para hacerlos realidad, ¿para qué queremos los sueños?
Ug
PD: Otra vez que te encuentres un desconocido en la chimenea de casa, no hables con él, llama a la Guardia Civil, porfa.

HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...

QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...