A veces, algunas veces, cuando la insoportable levedad del ser te deja un hueco para pensar en otras cosas que no sean tus propias conclusiones, sales a dar una vuelta por el campo y te entretienes en el horizonte lejano.
Reflexionas sobre tu entorno, sobre lo que hay en el mundo e intentas entender, entender un poco, aunque sólo sea un poco.
Te sientas por la mañana con un té en la mano y un periódico en la otra o enchufas el televisión. Mientras haces las camas, escuchas un rato la radio, con el fin de escuchar qué está pasando a su alrededor.
Más allá de los hierbajos del jardín que crecen desmesuradamente por culpa de la lluvia, de los pajaritos que se alejan cuando ven que no les has dejado pan. Más allá del autobus del cole que se aleja con tu querubín rubio por unas horas, o del cartero que con su moto juega a correr más que el 4x4 de tu vecino, hay un mundo donde ocurren cosas.
Ocurren cosas, casi todas malas y muchas de ellas, seguramente, mentiras, concluyo siempre que le robo el periódico a mi marido, ese que te dan gratis en el metro y que viene lleno de titulares que espantan.
Quizá por eso tiendo a tirarlo siempre a la basura, como si al abandonarlo sin leer, como si al deshacerme de él, pudiera acallar mi conciencia maltrecha.
Sí, confieso que cuando lo hago (cada vez menos, y lo hago a propósito) la pobre se queda intranquila. Me da la lata. Clama por las injusticias que pasan por mis narices, que veo en la televisión si dan el telediario o escucho si pongo música en la radio, porque interrumpen la programación. Me alteran mi ritmo de vida, inútilmente además, que bastantes problemas tiene una ya como para preocuparse de los supervivientes de un terremoto o los problemas de Oriente medio.
Porque, lo que prima es poder seguir viviendo tranquilamente, como si nada ocurriera más allá del muro que separa mi hipoteca, de la hipoteca del vecino de al lado. Sobre todo pensar, que no pasa nada, que todo va bien.
Hoy en día, sin embargo, es empresa harto difícil.
No hay más que preguntarle a la vecina, o salir con tu carro de la compra para darte cuenta. Crisis, deuda desorbitada, desempleo, huelga general, funcionarios o pensionistas que no entienden que sean ellos precisamente los que tengan que arreglar el país, los que paguen por la negligencia de otros, ahora que ya la situación está insostenible.
Hipotecas que no podemos pagar, sueldos irrisorios, trabajar más de la cuenta los que trabajan, porque los otros engrosamos la cola del INEM sin saber ya cómo pagar sus facturas. Morosidad, sinsentido en este mundo que hemos aprendido a hacer a golpe de tarjeta de crédito, de letras que hay que pagar tarde o temprano y si no te embargan.
Embargada me siento al observar que a mi alrededor, más allá de los montes de la sierra segoviana, hay consejo de Ministros, hay llamadas desde USA de los matones americanos, dispuestos a rompernos las piernas si no pagamos de una vez todo ese excedente que hemos despilfarrado, convencidos como estábamos de que la prosperidad y el buen hacer habían dado como fruto este bienestar ficticio en el que buceábamos tranquilos, invirtiendo en casas más grandes, en coches más caros. De crucero por el caribe y con modelitos de Dolce y Gabana, porque yo lo valgo.
Es difícil negar la evidencia, sí.
Hemos aprendido a ser señoritingos con una tarjeta de plástico en el bolsillo. A confiar en que el éxito es para todos y que todos podemos disfrutar de ese bienestar que nuestros padres y abuelos creían haber conseguido, pobres infelices. Ciegos como estaban en su propia oscuridad, sin imaginar jamás que sus nietos irían a celebrar el cumple con cinco años a Eurodisney o que tendrían un artefacto mágico en el bolsillo, que mantiene la comunicación incluso con mundos lejanos, a los ocho añazos.
Somos tan felices en nuestra ignorancia, gastando sin mirar si queda saldo en la tarjeta, pues el banco suele ampliar el crédito a aquellos a quien es sencillo extorsionar.
Pero, lo bueno dura poco.
De golpe y porrazo, sale Zapatero en la tele y nos dice que es hora de apretarse el cinturón. Ahora nos recortan el sueldo, nos dicen que no hay dinero para ir al cine, al teatro o al centro comercial a seguir gastando dinero. Nos encierran en casita a ver la tele, para tratar de convencernos, por otra parte, de que la cosa no está tan mal.
Y en nuestra casa nos vuelven a vender ignorancia, nos confunden de nuevo con el mundo de oropel que luce al otro lado de los televisores de plasma que ahora puedes comprar por doscientos euros en Carrefour.
En el mundo del colorín no andan tan mal las cosas como nos quiere convencer la Unión Europea. Al menos no tanto, cuando pagan sueldos millonarios a un tal Cristiano Ronaldo, que de cristiano no tendrá ya mucho, porque seguramente no se dedicará a compartir. Compartir una colección de cifras en el banco que seguramente no le darán para nada, pues en cuanto se lie con dos o tres modelitos y tengan tres o cuatro vástagos para sangrarle, seguramente le pasará como al Guiza este que ya no le dan las primas ni para pagar la pensión de sus pobres niños, que con seis mil euros al mes no tienen ni para empezar.
Sus sufridas mamás se ven abocadas a la perdición de tener que vagar por los programas de televisión más variados exigiendo sus derechos como progenitoras.
Claro, que son pobres advenedizas. Nada comparado con lo que escuché ayer en la tele. Resulta que la Esteban, esa madre abnegada, ejemplar donde las alla, anda ahora indignada y echando pestes de los fotógrafos que la han pillado en su crucero por el Egeo. Creo que va a demandar a unos cuantos por inmiscuirse en su intimidad.
Parece ser que no está muy contenta tampoco, debe pensar que la han engañado en su próximo contrato con Telecinco por 1,2 millones de euros por temporada.
No entiendo nada, repito a mis amigas, a mi marido, a la gente que se acerca a mi espacio y que participa de esta locura de la sinrazón: de lo que intento aprender de mi alrededor.
-Hombre es que el Cristiano es un crack del fútbol, el jugador más grande de la historia. Dado que el fútbol mueve millones de espectadores, de gente, de audiencia, comprenderás que su caché suba como la espuma- me explica mi marido que no ve mal que Alonso o Nadal ganen millones porque al menos como el Cristiano, hacen algo.
-¡Vamos ni que fuera un dios!, exclamo con estupor, sabiendo que algo de eso debe haber cuando se les paga e idolatra como tales.
-No hablemos de la Esteban, que sale en tropecientos programas de la tele. Que o bien la ves bailando, que opinando del famoseo o dando clase de Historia si me apuras, me comenta mi suegra que la tiene en un altar.
Por lo visto, la señora es un pato mareado y ha ganado un concurso de baile nada menos, ante el estupor de los profesionales, que han tenido que ver que el trabajo de años se ve pisoteado por la sandalia de mercadillo de la princesa del pueblo.
Alucino. Y sigo sin entender nada, querido lector.
Dioses fabricados que nos demuestran que desde San Blas una puede ser la princesa. Futbolistas portugueses que deben creer que Saramago sale en el Señor de los Anillos, pero que tienen tanto dinero como los jeques esos árabes que ya no se pasean en sus yates por Marbella por culpa de la crisis. Alcaldes que han desplumado un ayuntamiento, que ganan millones por contar sus miserias en un programa de televisión. Folclóricas de capa caída que presumen de llenar las Ventas y se jactan de que no irán a la cárcel después de haber guardado en su colchón millones de euros a cuenta del contribuyente, el mismo que se sienta y aplaude en la primera fila.
Ingénua de mi. Pero, ¿los dioses no eran laureados por sus azañas, por su valía, por sus fuertes valores y su integridad?. ¿Dónde están esos héroes capaces de librarnos de la barbarie, de sacarnos de los momentos de angustia, de luchar contra quien nos oprime, nos extorsiona, nos convierte en marionetas a merced de un señor feudal que dirige nuestros destinos?.
¿En qué se parece la Esteban a Afrodita o a Atenea, diosas del amor o de la guerra bien entendida?. ¿Es Aquiles parecido de algún modo al Cristiano ese o a Nadal con su raqueta ganando campeonatos?.
¿Qué Robin Hood saldrá en nuestro camino para robarle los impuestos que ha propuesto Zapatero a los pobres jubilados, que tienen que recortar sus pensiones para contribuir con los más necesitados?.
Me siento engañada, señores. Ni el propio Obama, proclamado en los altares de la Casa Blanca como salvador del planeta, con sus ideales en ristre y su color de piel. Con su pasado doloroso en los campos de algodón del Sur, que apenas recuerda su traje impecable y su sonrisa confiada, consigue convencerme de que son los protagonistas que el mundo necesita para cambiar.
Necesitamos un cambio, necesitamos adorar a ídolos que realmente se lo merezcan. Necesitamos señores, creer en algo, en alguien. Necesitamos cambiar el chip y en la medida de lo posible aprender para no cometer los mismos errores. Una razón para vivir, para confiar en que saldremos de ésta. Un alivio a nuestros temores, que nos inviten a mirar el horizonte sin preocupación.
La respuesta me la dan cada tarde los tertulianos del Sálvame.
Preocupado el país por si la Esteban se divorcia o no, si la Pantoja entra en prisión o si la Campa deja por fin a su maridito infiel, pocos hay preocupados por la crisis, por la balanza de pagos e incluso hay a quien se le olvida que el mes que viene va a cobrar aún menos que hace diez años.
Tenemos lo que nos merecemos señores y hemos aprendido bien la lección, porque como dirían por ahí nos han enseñado a no ser más que a ser, a tener y desear más que estar o luchar, y a que los valores, esos de toda la vida, sean un mero recuerdo de lo que fueron y ya no volverán a ser.
¡Que viva la Esteban y los centros comerciales, que viva la buena vida y no saber nada de nada, que es mucho mejor!. No hay político que gane más que la Esteban ni escritor, investigador o persona de valor que mantenga el ciudadano de a pie despierto más de dos horas mirando y escuchando en la tele estupideces.
Son los dioses que hemos ido fabricando y donde nos miramos al espejo.
Es la ignorancia donde estamos inmersos y donde quieren los que mandan que naveguemos. A fin de cuentas es lo de siempre, a un pueblo ignorante, inútil analfabeto y sin criterio se le puede manejar mejor. Se le puede engañar...
...y nosotros, tan contentos.
A LOS CUARENTA DESCUBRES QUE YA NO ERES JÓVEN, QUE EMPIEZA EL DECLIVE Y QUE QUEDAN POCAS AVENTURAS POR VIVIR. YO HE QUERIDO ENGAÑAR AL TIEMPO,SIN CIRUJIAS O MAQUILLAJES. TRATANDO DE VIVIR, DE OTRA MANERA...
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HOLA A TODOS, CUARENTONES Y DEMÁS ANIMALES...
QUERIDOS CIBERNAUTAS.
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...
CONFIESO QUE ME HE LANZADO SIEMPRE A LAS MÁS TREPIDANTES AVENTURAS. HOY EMPIEZO OTRA, QUE PARA MÍ ES DE LO MÁS INTERESANTE Y ARRIESGADA: ESCRIBIR MIS IMPRESIONES Y MI VIDA POR INTERNET.
¿YO?. YO, QUE SOY CARNE DE DIARIOS ESCRITOS A PLUMA Y RATÓN DE BIBLIOTECA. YO, QUE ANTES DE BUSCAR UN DATO EN EL GOOGLE, SOY CAPAZ DE REVOLVER LA CASA ENTERA PARA ENCONTRARLO EN MIS LIBROS...
SIN EMBARGO, AHORA QUE ESTOY YA EN EDAD DE MADURAR, AHORA QUE HAY QUE IR CON LOS TIEMPOS Y QUE PARECE INEVITABLE EL DECLIVE, BUSCO UNA MANERA DE ENTENDER LA REALIDAD, UNA ALTERNATIVA A DEJARSE LLEVAR POR LO INEVITABLE.
PUEDE PARECER FRÍVOLO O IRREVERENTE, PERO CON MIS CUARENTA AÑOS, ME GUSTARÍA PENSAR QUE AÚN PUEDO APRENDER ALGO DE LA AVENTURA DE VIVIR.
COMO OS DIGO, DISPUESTA A LOS CUARENTA Y A LOS QUE ME ECHEN...
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